Tres formas de limitar el impacto de la desinformación en América Latina y el Caribe: diálogos CREDIBLE
El 28 de abril y el 24 de junio de 2022, CREDIBLE reunió a un grupo de especialistas para discutir las tendencias sobre la desinformación en América Latina y el Caribe. IREX organizó ambos paneles para explorar oportunidades en este campo y conectar las tendencias regionales con las intervenciones locales que realiza en tres países para fortalecer los ecosistemas de medios e información.
Los socios locales de IREX en Guatemala, Perú y la República Dominicana participaron de estos eventos, junto a integrantes de los equipos de Supervisión, Dirección y Liderazgo (Equipos SOL, por sus siglas en inglés) –grupos asesores juveniles– y otros actores clave en el sector de medios y periodismo en la región.
Principales aprendizajes
La desinformación viaja rápidamente, especialmente cuando se promueve de forma intencional. Por el contrario, clarificar o negar las narrativas manipuladoras es complejo y consume tiempo y esfuerzo. Los hechos comprobados no viajan con la misma facilidad que la información imprecisa. Además, los gobiernos de la región no siempre cuentan con información pública para ofrecer un punto de comparación creíble, que la ciudadanía pueda considerar al formarse una opinión. El vacío de información creíble y confiable en los países de América Latina y el Caribe ofrece una oportunidad de promover la división y la desconfianza a actores con distintas agendas propias.
En las discusiones del proyecto CREDIBLE, se resaltaron las siguientes tres formas de impedir el avance de la información manipulada y la desinformación.
1. Utilizar las redes sociales para confrontar y disipar la desinformación
Las y los periodistas han sido, tradicionalmente, productores de información de calidad. Pero en la actualidad no son la única fuente. Al mismo tiempo, los medios enfrentan retos críticos a su sostenibilidad, dejando a muchas personas –especialmente jóvenes– con las redes sociales como fuente principal de información.
Esto es una oportunidad. Las redes dan a la juventud acceso a muchísimo conocimiento e ideas, les permiten expresar ideas diversas y se convierten en un mecanismo para participar de un diálogo abierto, lo que puede incluir confrontar la desinformación.
En este contexto, César Ricaurte de Fundamedios sugiere que se debe hacer más para crear una “ciudadanía digital”, que es consciente no solo de sus derechos digitales sino también de sus responsabilidades en este entorno. Él argumenta que fortalecer la alfabetización mediática es crucial, para que más jóvenes entiendan cómo se reúne, produce, comparte y utiliza la información, y cómo esta afecta la toma de decisiones.
2. Empoderar a jóvenes y crear modelos de resiliencia
Las plataformas digitales han manifestado el compromiso de mejorar, pero haber descuidado por mucho tiempo la desinformación que se difunde a través de ellas ha generado problemas importantes. Esto especialmente ante los esfuerzos de actores antidemocráticos para “usar la democracia para subvertir la misma democracia”, como explica Rosental Alves, del Centro Knight para el Periodismo en las Américas. Él explica que estos actores buscan promover la desinformación para contaminar el debate público, creando desconfianza en otras personas y en los hechos mismos.
Las y los jóvenes que están tomando una posición activa contra este tipo de manipulación son una promesa de cambio: pueden ser el inicio de un cambio de normas que fomente mayor resiliencia entre la población antes este tipo de amenazas. Momentos críticos, como la pandemia del COVID-19 y las elecciones, pueden ser oportunidades clave para empoderar a jóvenes y que tomen un rol activo para fortalecer su entorno de medios e información.
Para esto pueden usar múltiples habilidades, pero todo comienza con mejorar sus habilidades de discernir la información que reciben, comprender mejor su reacción ante ella, e influir sobre otros en sus redes para hacerlo de forma más responsable. “De esta manera pueden ser una fuerza multiplicadora del buen discernimiento y tomar un rol más activo contra la desinformación, en sus propios entornos”, como explicó Diana Rodriguez, del equipo de CREDIBLE, al explicar la adaptación del enfoque Learn2Discern a las Américas.
3. Abrazar la empatía y la diversidad en el discurso público
Los medios independientes y las voces diversas deben tener una mayor participación en la conversación pública. Esto se demuestra en las lecciones de los fact-checkers o verificadores de información, que han sido más efectivos en la medida en que involucran a la comunidad en el proceso de retar la información manipulada. Para que estos métodos sean más efectivos, ayuda recordar la importancia de la precisión y de ofrecer evidencia, además de considerar los factores emocionales que hacen a las personas reaccionar y compartir la desinformación.
Tras más de una década en el campo, Matias de Santi – de Chequeado –, argumenta que la empatía es una herramienta crucial para hacer que los esfuerzos para hablar desde los hechos y la evidencia sean más efectivos.
Las y los expertos coinciden: los verificadores y las intervenciones en el campo de la alfabetización mediática han sido un freno necesario para la desinformación, pero hay que reconocer su limitada efectividad. De Santi explica: “los ciudadanos comunes no tienen tiempo, tienen otras cosas que hacer, y regularmente no tienen las herramientas para verificar información”, por lo que es importante construir puentes con ellos y ellas, antes de corregir o verificar datos específicos.
Esto quiere decir que las herramientas de verificación deben ser más humanas y reconocer cómo los seres humanos procesan información – en sus aspectos cognitivos y emocionales. Para ello, se debe entender el contexto local, las redes a las que las personas pertenecen y cómo esto se conecta a la identidad personal.
“Abrir oportunidades para el diálogo, la educación y el aprendizaje debe empezar por la empatía”, refuerza Alves. A medida que la desinformación afecta desproporcionadamente a ciertos grupos –mujeres, jóvenes, personas adultas mayores, y personas de minorías étnicas o lingüísticas–, estas también deben ser incluidas en la respuesta al problema. “Sus voces necesitan ser escuchadas y sus necesidades consideradas en todas las intervenciones”, añade Rodríguez. Fomentar la confianza y la participación, especialmente de jóvenes, es clave.
Los panelistas de este evento incluyeron: Silvio Waisbord (Director y Profesor, Escuela de Medios y Asuntos Públicos, Universidad George Washington), Estela Roeder Carbo (Profesora de la Universidad de Lima), and Adriana Amado (Presidente de ''infociudadana.org''), Rosental Alves (fundador del Centro Knight para el Periodismo en las Américas) Matías Di Santi (Director de Chequeado), Diana Rodriguez (Oficial de programa en Perú para CREDIBLE), and Cesar Ricaurte (Director de Fundamedios). La sesión fue moderada por Laura Agosta (Directora del proyecto CREDIBLE) y se alentó a los participantes a hacer preguntas y participar.
CREÍBLE está trabajando para transformar la manera en que los jóvenes de América Latina y el Caribe interactúan con su entorno de información, creando resiliencia a la desinformación y la desinformación y, en última instancia, empoderando a los jóvenes para que participen en el discurso basado en hechos y en la toma de decisiones. Para más información, visite nuestra página de proyectos.